Trabajadoras de la fábrica vegetal

Fábrica de vegetal – fotografía de Luisa Venteo

En Palma del Río no solo ha habido agricultura propiamente dicha, aunque fuese siempre el sector dominante, también hemos disfrutado de alguna industria, destacando hoy día la industria agro-alimentaria. En este sector la presencia de la mujer es abundante. Son muchas las mujeres que acuden a trabajar desde hace años a los almacenes de fruta, por ejemplo, para el manipulado y envasado, para su posterior comercialización.

Un ejemplo de industria, basado en productos locales, del siglo pasado, fue la destilería de azahar, que regentaban Manuel Rosa Velasco y su socio Ortiz, en la calle Río Seco, donde se fabricaban perfumes y jabones con el agua de azahar, gracias a esta flor cuyo aroma nos embriaga en las calles por la primavera. También hace años había otras empresas que fabricaban objetos, útiles entonces, con productos naturales, como el esparto o el palmito, que empleaban mujeres para su elaboración, como era el caso de la fábrica de productos de esparto que tenía Delfín Lopera León en la Calle Salvador y que producía serones, esteras, angarillas, correajes, persianas, y otros elementos propios de la talabartería que se vendían en la calle Portada.

Fábrica de espartos Calle Salvador – Fotografía de Delfín Lopera
Espartería de la Calle Portada, fotografía de Delfín Lopera

En la fotografía de cabecera podemos ver a un grupo de trabajadoras de otra de las fábricas punteras de otras épocas, la fábrica de vegetal (o también conocida como crin vegetal), del año 1938. La joven sonriente de la derecha es Carmen Díaz Lora, cuya hija Luisa Venteo nos ha cedido la foto. Algunas de las jóvenes llevan el pelo adornado con horquillas de jazmines, cosa muy popular en Palma y que todas las mujeres desde niñas aprendían a hacer con estas flores que crecían en todos los patios.

Esta fábrica de vegetal estaba situada en la calle Siete Revueltas, ocupando las instalaciones de un molino aceitero del siglo XVIII. El vegetal es la fibra de la palmera enana (Chamaerops humilis) tan abundantísima en nuestras tierras, el palmito, y a la que nuestro pueblo debe su nombre. La palma se peinaba para sacar las fibras, y tras una serie de procedimientos se dejaba lista para diferentes usos como relleno de colchones y de tapicerías, trenzado, tejido, cordelería, esteras, escobas, etc. La fábrica pertenecía entonces a la familia España, cuya casa estaba en la calle Peña esquina con calle Muñoz. La familia España es conocida también porque uno de sus miembros, José España Algarrada, fue el presidente del Comité de Defensa de la República, que sustituyó a la corporación municipal palmeña al inicio de la guerra civil.

Un recuerdo de aquellos años en que estas manufacturas eran esenciales en el sistema productivo local y en muchos hogares. Un recuerdo para el papel fundamental de la mujer en la vida social y económica de nuestra tierra, que no debemos desdeñar, ni olvidar.


Este artículo ha sido posible gracias al trabajo en equipo de los ateneístas Fco. Javier Domínguez (Schevi), Luisa Venteo, Blanca Gamero y Aníbal de la Torre.

A %d blogueros les gusta esto: