A CORAZÓN ABIERTO es una novela de carácter intimista. En ella la autora comienza hablando de la infancia de su padre, enviado por su abuela Sagrario a residir con su tía a Madrid, a la edad de nueve años, poco después de finalizar la Guerra Civil y como consecuencia de la situación de precariedad en que se hallaba la familia. Posteriormente, unos parientes de Aranjuez serán la salvación del niño que, habiéndose escapado de las zarpas de su tía, la Bestia, buscará la seguridad de otro hogar, humilde y generoso. El pasado y el presente se entrelazan, haciéndonos testigos de su infancia desarraigada, llena de carencias afectivas, y repleta de responsabilidades de adulto, que marcarán su personalidad, acostumbrada a ocultar el dolor y despreciar la debilidad. Manolo, muy hábil en los números, progresará en una empresa en la que llegará a ser auditor. El relato arranca en el hospital en que Manolo está ingresado, enfermo crónico de EPOC, quien recibe la visita de sus dos hijas…
En general, no solo el padre, la familia Lindo al completo adquiere tintes de personajes novelescos, en cuyas acciones el dolor se mezcla con el amor y la ironía con el humor. Lo curioso es que el impacto causado por una guerra cruenta ha calado tan hondo que, como una tradición, van pasando a través de generaciones, como si de una herencia se tratara, hasta dibujar el mapa completo de todas nuestras vidas, convirtiéndonos en seres que luchan en el interior de nosotros mismos tratando de alcanzar la liberación.
Cuando Elvira habla de su padre, en realidad, se refiere a los niños de la guerra, para describir el máximo sufrimiento que se puede sentir en la niñez: la soledad, la sensación de abandono, la falta de amor de la propia madre (que, a su vez, se ve obligada a desprenderse de uno de los hijos en beneficio del propio niño y del resto de la familia). Una boca menos que alimentar, que aprendió a mitigar su tormento a fuerza de una actividad constante de superación, de empeño en el trabajo y de inclinación hacia el alcohol. Frente a este padre autoritario, autodidacta, luchador e impositivo, la madre: ninguneada, irrelevante, enferma del corazón, débil, quejumbrosa, manipuladora de la hija, víctima del marido (pues se siente en una relación que la destruye, habitando en el desprecio o la indiferencia del esposo) y pusilánime a los ojos de Elvira, aunque también suponga para la niña/joven autoridad y protección.
La narración es fluida, con un lenguaje coloquial que, usando voces diferentes de la propia autora, a través de sus distintas edades, trata de conformar una imagen global de la España de posguerra y la dictadura, con unas influencias que llegan hasta el presente. Los temas que palpitan en la novela son: el autoritarismo, la soledad, el victimismo, la ansiedad, la importancia de la apariencia social, el clasismo imperante en la época, la obsesión, el amor y el desamor, las alteraciones de las constelaciones familiares. Y todo ello de manera personalizada, impúdica y sin censura, lo que la convierte en una autobiografía valiente y descarnada, a modo de ajuste de cuentas con el pasado o de terapia reparadora, ante un presente lleno de manías obsesivas, de traumas. En ese afán de desnudar su alma, a veces, se aparta del relato narrativo, contado con una gran dosis de transparencia, pero también de humor, para reflexionar sobre ella misma y el impacto que lo narrado causó en su propia vida. En ocasiones, lo humorístico se tiñe de melancolía, la voz del narrador pasa de primera a tercera persona, alejándose así de su propio dolor.
Las canciones de la época que evocan la infancia y juventud de toda una generación y los poemas insertados le sirven a Elvira Lindo para expresar sus propias emociones, la débil acusación, el perdón y la comprensión que muestra hacia toda una generación, la de sus padres, hacia todo un país que, cincuenta años después, aún no sabe cómo salir adelante, cómo librarse de la miseria emocional y cultural a que fue sometido, a través de una guerra fratricida y una larga dictadura.



